Amarillo
De la apariencia solar a los destellos controlados
Destellos, materiales y estaciones en movimiento
Hay en la Gorra Amarilla una luz que cambia con las estaciones. En verano, el color se vuelve solar, vibrante, casi aéreo; en otoño e invierno, se desliza hacia matices miel, curry o azafrán que calientan los materiales y dialogan con los colores boscosos del paisaje. El amarillo nunca está fijo : se despliega, se adapta, reinventa la silueta. Despierta un relieve, ilumina un corte, suaviza una textura. Siempre presente sin imponerse, se convierte en el hilo luminoso que atraviesa el vestuario, sea cual sea la estación.
En el espíritu de una Gorra de Verano , el matiz se presta naturalmente a telas ligeras, al algodón texturizado o a materiales que permiten la circulación del aire. Se combina con los días largos, el calor franco, esa idea de estilo libre y móvil.
Por el contrario, cuando se encuentra con tejidos otoñales o invernales, lana suave, fieltro fino, terciopelo acanalado, tejidos más densos, se vuelve más aterciopelado, más envolvente. Estos tonos miel y paja se armonizan con las paletas de la Colección de Primavera-Verano , pero también con los colores de otoño: marrones profundos, rojizos, ocres, verdes oscuros. Un amarillo ocre en una visera curva, un mostaza en un panel acolchado, un curry en un material suave: tantas variaciones que cuentan su capacidad para cruzar las estaciones con elegancia.
Materiales expresivos, siluetas vivas
En la moda masculina , el amarillo asume gustosamente un papel de contraste: vivo en verano, más terroso cuando coquetea con los tonos otoñales. Entonces subraya la geometría de un corte, afina un volumen o anima un atuendo oscuro con un destello discreto. En el vestuario femenino , el matiz se vuelve más textil: un amarillo mantequilla en un terciopelo, un ocre suave en una lana flexible, un tono paja en una forma más amplia. Acaricia los materiales tanto como los ilumina, sin nunca herir su delicadeza.
Cuando la gorra se inscribe en el universo Outdoor , el color adquiere una dimensión funcional: se convierte en referencia, visibilidad, ritmo. Estructura una silueta activa y subraya la robustez de un tejido pensado para resistir al viento o al frío. El amarillo, en estas declinaciones técnicas, encuentra un equilibrio raro: vivo, pero disciplinado; luminoso, pero contenido.
Finalmente, para quienes desean prolongar esta paleta solar más allá de la gorra, el Sombrero amarillo ofrece una versión más esculpida, mientras que el Gorro Amarillo declina el matiz en una interpretación invernal, envolvente y cálida. Desde el corazón del verano hasta las primeras brumas de otoño, desde los días claros de invierno hasta el regreso del sol, el amarillo acompaña la silueta con esa constancia singular: una manera de vestir la luz, de atravesar las estaciones, y de dar al estilo un destello medido pero inolvidable.
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